Otra semana más en el fútbol español y continúa la guerra. Después del fallo garrafal en el Cádiz-Elche, donde subió al marcador un gol en claro fuera de juego, el VAR sigue sin solucionar fallos en el arbitraje de la máxima competición española.

El VAR llegó para corregir muchos de esos fallos que se entendían como errores humanos y servían para cargar contra los árbitros. LaLiga, con su presidente Javier Tebas, implantó el VAR como sistema de ayuda para acabar con esas vergonzosas polémicas que llenaba portadas. Mientras, la RFEF y el Comité Técnico de Árbitros siguen tapando esos errores y tirando “balones fuera” de su tejado.

En el Mundial, nuestros árbitros ya quedaron marcados con el esperpento de Mateu Lahoz en el Mundial de Qatar, donde en los Cuartos de Final dejó a cuadros a todo el panorama internacional sacando 15 tarjetas amarillas y una roja. Algo que aquí podríamos estar acostumbrados pero es algo que se sale de la tópica general. La vuelta a España le dejó marcado y en la nevera con otras 13 amarillas y dos rojas en el derbi de Barcelona de fin de año. Eso sumado a los errores del Cádiz-Elche y anécdotas como el comienzo de la segunda parte en Copa del Rey entre Sporting y Valencia, donde faltaban 3 jugadores del conjunto asturiano, no hacen más que sumar gotas a un vaso que ya rebosaba.

Uno se pregunta: ¿el VAR sirve de algo? Uno se llegó a acostumbrar a esos fuera de juego ridículos pero exactos de 2mm, o las jugadas milimétricas como el gol de Japón a España donde la pelota no salió por 1,88 mm del campo. Pero, errores flagrantes como el que hizo que el propio Cádiz pidiera la impugnación del partido contra el conjunto ilicitano siguen dejando en duda un sistema que no hace más que aumentar la polémica. LaLiga, que tampoco entiende estas situaciones, teniendo a los árbitros mejor pagados de Europa e implantando antes que el resto de ligas ayudas tecnológicas como el VAR, carga contra la RFEF y el Comité de Árbitros. Cosas tan simples como cuando se revisa en el VAR y que es mano y que no lo es siguen sin entenderse, dejando claros vacíos legales donde el árbitro se ampara para justificar estos fallos.

Salía el árbitro del VAR del Cádiz-Elche a entonar el “mea culpa” por ese error, defendiendo a la RFEF y al Comité de Árbitros. Algo inusual debido a que, de normal, los árbitros tienen prohibido dar declaraciones a la prensa, algo que sin duda acabaría con todas estas polémicas y dudas. Sin lugar a dudas fue el cabeza de turco perfecto para seguir aguantando a una RFEF salpicada de polémicas.

Lo que si nos ha dejado claro es que el fútbol, que vive de la polémica del domingo durante toda la semana, seguirá viviendo de la polémica con VAR o sin él.