El otro día, estaba contemplando una etiqueta de un producto, concretamente, una etiqueta de aceite de coco, cuando me percaté de que llevaba un diminuto pero extraño sello impreso. Este sello, el cual tenía el rostro de un mono feliz guiñando el ojo, afirmaba que dicho producto se elaboraba con una materia no recogida por monos. Al principio pensé que se trataba de alguna broma o incluso algún tipo de estrategia de marketing para hacer su producto más llamativo, pero con cada minuto que pasaba, y más aún, conociendo la crueldad del loco mundo en el que vivimos, la idea de que existieran monos recoge cocos, me empezó a parecer cada vez más posible, así que decidí investigar un poco sobre el tema.

No tardé mucho en descubrir que, lamentablemente, así es. Según parece, en países como Tailandia, tercer exportador de cocos a nivel mundial, se realiza la práctica de utilizar a los macacos de cola de cerdo, para recolectar este producto de forma mucho más eficiente.

Ya os podréis imaginar donde reside el problema. Estos primates son tratados bajo unas condiciones deplorables. Estas criaturas son adiestradas en algunas “escuelas para monos” donde les enseñan a trepar a los árboles para recoger los cocos. Mientras no trabajan, viven encadenados y son transportados en jaulas diminutas donde no disponen siquiera del espacio necesario para darse la vuelta. La mayoría han sido capturados ilegalmente durante su infancia, e incluso se ha llegado a comprobar que en algunos casos, les extraen los dientes caninos, para evitar que puedan herir a las personas que los manejan.

Desde que este hecho fuera expuesto por la rama asiática de PETA allá por el año 2019, no parece haber habido apenas cambios. Si bien es cierto que el gobierno de Tailandia ha retirado los portales web que promocionaban las escuelas de monos, e incluso parte de ellos afirman estar trabajando para suprimir la explotación de los monos, otros departamentos del mismo gobierno afirman que se trata de una práctica cultural de la región, y que por ello no debería ser modificada.

La empresa Chaokoh, una de las principales fabricantes de leche de coco en países como Estados Unidos realizó varias inspecciones en las plantaciones con las que trabaja, pero según revelan los estudios de PETA, Ni siquiera se visitaron el 8% de las plantaciones de sus proveedores, conociendo el hecho de que, además, dichas inspecciones eran avisadas con antelación para que dispusieran de tiempo para así esconder a los monos.

Por otro lado, existen varios supermercados de gran fama como Target o Costco que han realizado el anuncio público de que ya no venderán productos de empresas que hagan uso de este tipo de explotaciones. Al menos ahora, desde Filofa, te ofrecemos la información para que a tu propia consideración, determines si buscarás el sello de calidad que informa sobre las recogidas de estos productos, libres de explotación animal. Estoy seguro de que estos monitos te lo agradecerán.