A prácticamente un año después de que se levantara la obligatoriedad  de llevar mascarilla en entornos exteriores, el gobierno nos sorprende, cuando prácticamente lo teníamos ya casi olvidado, con la noticia de que las mascarillas dejarán de ser un bien de uso obligatorio en el transporte público a partir del día 8 de febrero.

Esta medida pretende ser aprobada desde el Consejo de Ministros para que pueda entrar en vigor al día siguiente, liberándonos de esta restricción que según parecía, no iba a acabar nunca. Según afirma la ministra de sanidad, Carolina Darias, España goza de una situación epidemiológica de la pandemia de Covid-19 muy estable en todos los indicadores, por lo que han decidido que los primeros días de febrero son el momento propicio para la eliminación de las mascarillas en el transporte público.

Aunque cabe recordar, que la mascarilla continuará siendo obligatoria en España en los centros sanitarios como hospitales o centros de salud, y en los centros socio sanitarios como farmacias, ópticas o clínicas dentales.

Según afirma la propia Carolina Darias, esta medida ha sido formulada por los expertos que conforman la Ponencia de Alertas. Y también, de forma poco modesta, nos cuenta como la gestión de la pandemia ha sido “coordinada, consensuada y con una hoja de ruta planificada, de la mano de las personas expertas”.

Y sí, querido lector, supongo que ya te habrás dado cuenta del énfasis que trato de poner en recalcar una y otra vez el término “Expertos”. Y es que después de que durante el año 2020, el propio Gobierno admitiera que nunca hubo un comité de expertos que les asesorase durante la desescalada, pretenden hacernos creer que estas nuevas decisiones vienen consensuadas de manera profesional por un colectivo de personas de las cuales no solo no ofrecen información alguna, sino que vuelven otra vez a definirlos como expertos, corriendo así una opaca cortina, que nos genera la sensación de que cualquier decisión que tomen viene elaborada por un grupo de personas altamente cualificadas para ello.

Francamente, viniendo de esta panda de mentirosos, ya no me creo nada, y os recuerdo estos acontecimientos para que si así lo consideráis necesario, tratéis este hecho con el mismo escepticismo con el que yo lo hago.

Al fin y al cabo, para redactar este artículo, hemos consultado al comité de expertos de Filofa, quienes nos han recomendado fervorosamente proceder de una forma sincera, y como podéis estar comprobando, irónica.

La cuestión de si es necesario levantar dicha obligación, ya lo dejamos a criterio de cada uno.